Jueves, 06 de julio de 2023
El pasado domingo 2 de julio del corriente año, de acuerdo a lo establecido en el artículo 41 de la ley 33-18, de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, iniciaba formalmente el período de precampaña para la selección de precandidatos a puestos de elección popular.
Nuestro país tiene la particularidad de que, a pesar de lo establecido en la legislación, el proselitismo político parecería nunca terminar. Lo vemos una y otra vez en cada proceso y, aunque las quejas no se hacen esperar, he terminado por convencerme de que a los dominicanos sencillamente nos apasiona la política -casi tanto- como nos gusta la pelota.
Tal es el caso, que la propia Junta Central Electoral se vio precisada en 2021, a emitir la resolución No. 28/2021, en la que solicitaba a los partidos políticos, cesar todo acto de proselitismo y recordar que el período de precampaña iniciaba de oficialmente el primer domingo de julio de 2023, aun siendo conocido el alcance de la ley.
El detalle que aún no es comprendido por todos a plenitud, es el hecho de que a partir de esta fecha, en realidad, lo permitido es inscribir precandidaturas y manifestar el interés de aspirar a un puesto de elección popular, exclusivamente a lo interno de los partidos. Y justo aquí, me permito hacer un ejercicio de distinción entre dos conceptos que han sido objetos de debate. Una cosa es utilizar los espacios de publicidad, para llamar a la inscripción, afiliación o integración a las filas de una organización política, como estrategia que responda a un plan de crecimiento, y otra muy distinta es promover directamente una figura particular, con una aspiración puntual, fuera de los plazos permitidos por la ley.
Luego de esta breve diferenciación, resulta evidente que mientras la primera situación no encuentra oposición en la ley, la segunda sí. Es por ello que, siendo coherente con mis funciones como legislador, no podría autorizar ningún elemento de publicidad que promueva mi candidatura, si la propia legislación aún no lo permite.
Son cuestiones que con el paso de los días y luego del pasado domingo, irán encontrando su camino. En todo caso, es importante recordar que la ley es clara con los plazos, que aplica para todos por igual y que según el método adoptado por los partidos para la escogencia de los distintos niveles de elección, les tocará primero a los que vayan por primarias, encuestas o convención de delegados, y más tarde a los que vayan reservados, acorde a los tiempos que la ley permita y los partidos decidan las debidas proclamaciones.
Este último, es el caso de quien suscribe estas letras, pues el correcto criterio de la Fuerza del Pueblo, ha sido el de reservar las plazas a los actuales incumbentes, en todos los niveles. Por lo que queda claro que, lo único seguro hoy, con nombre y apellido, es la candidatura a diputado por la circunscripción No. 1 del Distrito Nacional. El resto, queda en manos de Dios, y claro, en la de los capitaleños.